lunes, 30 de marzo de 2009

UN POEMA A LA SEMANA (19)






¿CUÁL TE EMOCIONA MÁS?

UN LUNES, UN CUENTO (20)

EL MEJOR HIJO

Una historia de Etiopía nos presenta a un anciano que, en su lecho de muerte, llamó a sus tres hijos y les dijo:
-No puedo dividir en tres lo que poseo. Eso dejaría muy pocos bienes a cada uno de vosotros. He decidido dar todo lo que tengo, como herencia, al que se muestre más hábil, más inteligente. Dicho de otra forma: a mi mejor hijo. He dejado encima de la mesa una moneda para cada uno de vosotros. Cogedla. El que compre con esa moneda algo con lo que llenar la casa se quedará con todo.
Se fueron. El primer hijo compró paja, pero sólo consiguió llenar la casa hasta la mitad. El segundo hijo compró sacos de plumas, pero no consiguió llenar la casa mucho más que el anterior.
El tercer hijo –que consiguió la herencia- sólo compró un pequeño objeto. Era una vela. Esperó hasta la noche, encendió la vela y llenó la casa de luz.

CARRIÈRE, J.C., El círculo de los mentirosos. Cuentos filosóficos del mundo entero, LUMEN, Barcelona, 2001.

domingo, 22 de marzo de 2009

UN POEMA A LA SEMANA (18)

UN LUNES, UN CUENTO (19)


LA PEREGRINA

Pues, señor, que una vez era un hijo de un rey que estaba cantando en un palacio muy hermoso, y mientras durase el encantamiento no podía irse de allí; pero le permitían que anduviese cazando por los alrededores.
Uno de los días que fue de caza acertó a pasar por una casa de campo, donde vio una joven tan guapa que ¡hasta allí!, una moza que era la envidia de todas aquellas tierras.
El príncipe se enamoró de ella y, como era también muy guapo, no le pareció a ella saco de paja, y también se enamoró de él. El príncipe le dijo si quería ser su mujer, y como ella estuvo conforme, se la llevó a su encantamiento, y allí la tenía rodeada de todo cuanto podía desear. Le dijo que pronto iba a cumplir el tiempo por el que estaba encantado, y entonces se iría a su casa y se casaría con ella, pero que tuviera mucho cuidado de no dormir en el día que él se fuera, porque él no podía llamarla y, si lo llegaba a perder de vista, no le sería fácil volverlo a ver.
Pues, señor, que llegó el día en que se cumplía su encantamiento y vino su padre por él en un coche de caballos. Antes de salir fue el príncipe a ver a la joven y se la encontró dormida; cogió una porción de flores y las echó alrededor de ella, y sacando un puñal con el mango de oro se lo puso en el pecho. Luego, como su padre lo estaba esperando, salió y, subiendo al coche de caballos, se fueron.
En el momento que salieron desapareció el palacio, y no quedó nada más que la joven dormida sobre la tierra. Con la sensación del frío despertó ella y, al verse sola, comprendió que se había cumplido el tiempo del encantamiento del príncipe y que éste se había ido durante su sueño.
Recogió las flores y el puñal, y guiándose por las señales de las ruedas siguió tras el coche. Al llegar a un alto divisó a lo lejos una nube de polvo y vio que era el coche donde iba el príncipe. Siguió corriendo detrás, pero no podía alcanzarlo, hasta que se encontró con una peregrina. Le preguntó si había visto a los que iban en aquel coche, y por las señas que le dio conoció que uno de ellos era el príncipe. Le propuso a la peregrina que cambiaran de traje y, como el suyo era muy bueno, no tuvo aquélla inconveniente.
Con el traje de peregrina prosiguió su camino y, como el coche se había parado en la fuente para comer los viajeros, lo alcanzó.
Apenas tuvo tiempo la peregrina de descansar un ratito, cuando el coche se puso otra vez en marcha. Pero el príncipe había visto a la peregrina hablar con la joven, y creyendo que era la peregrina, pues no había observado el cambio de trajes, quería preguntarle por la joven, y dio orden de que los caballos fueran al paso, con disgusto del rey, que quería que fuesen corriendo; pero el príncipe le dijo que iba enfermo y no le convenía ir de prisa.
Así, como el coche andaba poco, la peregrina podía seguirlo, y el príncipe, que deseaba hablar con ella, se asomó y le dijo:
-Peregrina, ¿no estuviese hablando en el camino con alguien?
-Sí, señor –contestó la peregrina-, con una niña muy bonita.
-¿Y qué te decía aquella niña?
-¡Ay, pobrecita! Sólo decía: “caballero que me enamoraste con rosas y flores, ¡ay de mí!, para olvidar mis amores.”
Le preguntó varias veces, porque le gustaba oírla hablar, y ella siempre le contestaba lo mismo, hasta que el rey, cansado de todo aquello, dio orden de que apretasen los caballos, pero el príncipe se opuso, a menos que la peregrina entrase en el coche, pues de otro modo se bajaría él. El rey creyó que era un capricho de su hijo, y con tal de llegar pronto a palacio consintió que la peregrina entrase en el coche. Subió la peregrina, y por fin llegaron a palacio. El príncipe no la había reconocido, pero al oírla hablar le parecía conocer el eco de voz, así que no quería dejarla ir y ordenó que le destinasen una habitación en el palacio, cerca de la suya.
Pues vamos, que el rey tenía ya dispuesto el casamiento de su hijo con una princesa que aquel mismo día había llegado al palacio; así fue que al día siguiente le dijo al príncipe que iba a verificarse la boda. El príncipe pidió tiempo para pensarlo, pero el rey le dijo que no era posible, porque la novia había llegado con el acompañamiento y no podía hacérsele esperar y, que quieras que no, los casó al día siguiente. El príncipe estaba muy disgustado pues se acordaba de la joven que había quedado abandonada en el campo. Por su parte la peregrina, que tenía esperanzas de que el príncipe acabaría por reconocerla, al verlo casado las perdió por completo y no quiso asistir a las fiestas.
Así que llegó la noche y se acabó el baile, la princesa se fue a acostar, pero el príncipe quiso antes ir a ver a la peregrina, por si estaba enferma, pues no la había visto en todo el día. Llegó a su cuarto y lo encontró vacío, preguntó a los criados y ninguno la había visto, la buscó por todas partes y, al registrar el jardín, la encontró tendida en el suelo con un puñal clavado en el pecho, y a su alrededor muchas flores. Se inclinó y vio su puñal con mango de oro y, descubriéndole la cara, reconoció a la joven.
Entonces, comprendiendo por qué se había matado, dijo:
-Puesto que tú no has querido vivir sin mi amor, yo no quiero tampoco vivir sin el tuyo –y cogiendo el puñal, se lo clavó en el pecho, cayendo muerto al lado de la peregrina.
La princesa, que estaba aguardando a su esposo, viendo que tardaba mucho, se levantó para ver dónde estaba, fue al cuarto de la peregrina, temiendo que allí estuviera, pues sabía que había venido con ellos y, como no encontró a ninguno, se creyó que habrían huido, los buscó por todas partes y, al llegar al jardín y verlos muertos, tuvo celos de la peregrina y, cogiendo el puñal que el príncipe tenía en el pecho, se lo clavó ella y cayó muerta a su lado.
Cuando se levantaron por la mañana los reyes, fueron a ver si se habían levantado los recién casados y, al ver que ya no estaban en su cuarto, bajaron al jardín y cuál no fue su dolor al ver a los tres difuntos. La reina le echaba la culpa al rey, peus decía que, sabiendo que su hijo quería a la peregrina, se había empeñado en casarlo con otra mujer. El rey se disculpaba como podía, pero los dos estaban inconsolables.
Al poco tiempo ven bajar una paloma blanca, que, después de revolotear alrededor de los muertos, se posó en tierra. La paloma traía en el pico una cestita, que puso en el suelo. Todos, sorprendidos, aguardaron a ver qué hacía.
En la cesta traía un botecito con una pluma dentro. La paloma sacó la pluma, y con el líquido del bote le dio al príncipe en la herida, y éste se levantó bueno y sano, con gran sorpresa y alegría de los que lo presenciaban. La paloma se dirigió al príncipe y le dijo:
-Traigo orden de volverle la vida a una de las muertas, elige entre las dos la que quieras.
El príncipe contestó sin vacilar que la peregrina.
Entonces la paloma cogió la pluma y, untando con ella en la herida de la peregrina, ésta recobró la vida. Luego, cogiendo la cestita, remontó el vuelo y desapareció de la vista de todos.
Los reyes hubieran deseado resucitar a la princesa, pero, viendo que era imposible, porque la paloma se había llevado el botecito, se conformaron con tener a su hijo, y dispusieron con gran pompa el entierro de la princesa.
Acabado esto, el séquito de la princesa regresó a su país, a llevar la nueva de aquella desgracia, y el príncipe les dijo a sus padres que no se casaría con nadie como no fuera con la peregrina. La reina, que no quería que volviese a suceder otra cosa como la anterior, convenció al rey, y pasados unos días de luto por la princesa, se casaron los dos jóvenes, siendo felices toda su vida.
Se acabó mi cuento con pan y pimiento, y todos contentos.

A. R. ALMODÓVAR, Cuentos al amor de la lumbre (I), ANAYA, Madrid, 1986.

domingo, 15 de marzo de 2009

UN POEMA A LA SEMANA (17)

UN LUNES, UN CUENTO (18)


LOS DOS HERMANOS Y LOS DOCE LADRONES

Dos hermanos eran uno rico y otro pobre. Un día el pobre se fue con unos borriquillos a por leña al bosque. Y al llegar donde había mucha leña, vio una polvareda y se asustó. Dejó el borriquillo y se subió a un árbol. Vio que eran doce hombres que venían en sus caballos y que se allegaron a una roca grande y dijeron:
-Roca, ábrete.
Y al decir eso, se abrió la roca y entraron.
Oyó que al entrar dijeron:
-Roca, ciérrate –y la roca se cerró.
El pobre no se apeó del árbol del miedo que tenía y se estuvo allí hasta que los hombres salieron otra vez de la roca.
Y, cuando ya se habían ido, se apeó el pobre de su árbol. Se allegó a la roca y dijo:
-Roca, ábrete –y se abrió y entró.
Vio que allí había muchos taleguillos de oro. Sacó todos los que pudo y los cargó en el borriquillo. Al salir de la roca, dijo:
-Roca, ciérrate –y se cerró.
Entonces fue, cogió la leña y la puso encima de las talegas de oro para dar a entender que traía leña.
Y su hermano, que era rico, nunca le ayudaba y se burlaba de él porque era pobre. Cuando llegó el pobre a su casa del monte, le mandó pedir su media para pedir un poco de trigo. El hermano rico se la envió, pero, como tuno, untó pez en el fondo. Midió el pobre su oro en la media, pero se quedó pegada una moneda de oro en el fondo. Y al devolverle la media al hermano rico, dice la cuñada:
-Tu hermano, que es pobre, es más rico que nosotros. Mira la moneda de oro que se ha quedao pegada, de oro que midió con la media.
Entonces le contó el pobre lo que había pasado y cómo había entrado en la cueva a cargar su borriquillo de taleguillos de oro.
-¿Han quedao todavía algunos talegillos de oro? –le preguntó el rico.
-Ya lo creo –le dijo el pobre-; hay muchos todavía.
Se fue el hermano rico a su casa sin decir nada.
Llegó a su casa muy contento y le dijo a su mujer:
-Oye, tú, date prisa a preparar la carreta y los cestos para ir al monte por oro, que le pregunté al hermano cómo había hallado tanto dinero y me dice que hay allá en el monte una roca que se le dice Roca, ábrete y se abre, y dentro hay muchos taleguillos de oro.
Prepararon los borriquillos y la carreta y los cestos, y se fue el hermano rico a buscar la roca en el monte. Llegó y dijo:
-Roca, ábrete.
Y se abrió la roca y entró. Y ahí estaba recogiendo taleguillos de oro, cuando llegaron los ladrones y le preguntaron:
-¿Qué hace usted por aquí?
Y él les dijo:
-Recogiendo leña.
-Pues no recoge usted mala leña –le contestaron ellos.
Sacó él entonces un cuchillo y mató al capitán de los ladrones. Entonces los demás lo cogieron y lo partieron en cuatro pedazos y lo dejaron allí muerto.
Como no volvía el hermano rico, fue el pobre a buscarlo y lo encontró descuartizado.
Volvió a la casa muy desconsolado y le dijo a su cuñada:
-¿Sabes que a mi hermano lo han matado por avaricioso?
Pero la mujer, muy viva, fue y llevó el cuerpo a un zapatero y le encargó que lo cosiera bien. Y lo cosió el zapatero.
A poco llegó uno de los ladrones y le dice al zapatero.
-Tío zapatero, qué madrugador está usted.
-Tenía que hacer y por eso he madrugado.
-Y esa sangre, ¿de quién es? Dígame usted la verdad y le doy un taleguillo de dinero.
-Pues le diré la verdad. Es de un hombre que he cosido esta mañana.
-Y ese hombre, ¿dónde está? –le preguntó el ladrón.
El zapatero le dijo:
-pues es en aquella casa.
Al otro día fue el ladrón a la puerta y le dijo a la mujer:
-Señora, ¿puedo dejar aquí esta noche once pellejos de aceite, que mañana tengo que ir a venderlos?
Y ella le dijo:
-Pues es en aquella casa.
Al otro día fue el ladrón a la puerta y le dijo a la mujer:
-Señora, ¿Puedo dejar aquí esta noche once pellejos de aceite, que mañana tengo que ir a venderlos?
Y ella le dijo:
-Déjelos usted, que aquí estarán muy bien hasta mañana.
Pero en los pellejos estaban escondidos los once ladrones.
La mujer sospechó que no era aceite, y ya de noche fu y calentó agua y fue echándoles a cada uno una calderada, y a todos los achicharró con el agua caliente.
Por la mañanita temprano se levantó el nuevo capitán y les hizo una señal tirando a cada pellejo unas piedrecitas. Pero como vio que no se movían le dijo a la mujer que ya se iba con sus pellejos.
Pero ella le dijo:
-No se vaya todavía usted. Espere, que bailaremos.
Y mientras bailaban sacó ella un cuchillo y lo mató.

A. R. ALMODÓVAR, Cuentos al amor de la lumbre (II), ANAYA, Madrid, 1986.

jueves, 12 de marzo de 2009

8 de marzo. DÍA DE LA MUJER

RESPUESTA A LA ACTIVIDAD DE LA MUJER EN EL SIGLO XXI A TRAVÉS DE CANCIONES

1. EL CANTO DEL LOCO. ACABADO EN A



2. FONDO FLAMENCO. PRINCESA



3. MELENDI. HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE

domingo, 8 de marzo de 2009

8 de marzo. DÍA DE LA MUJER

Esta actividad pretende ser conscientes del mundo de la igualdad, y por consiguiente, la situación femenina, a través de los mensajes de la letras de canciones :


Con “Un ramito de violetas” y “Me quedaré soltera”, de Cecilia nos trasladamos a la década de 1970, la España que quiere salir del atraso social y económico, pero donde la mujer vive todavía como un apéndice del marido, y fija el fin de su existencia en el éxito en buscar esposo. En estas canciones se aprecia la condición femenina de aquellos años, la incomprensión de la pareja, en “Un ramito de violetas”:



y la frustración por no encontrar marido, en “Me quedaré soltera”:



En los ochenta, tras unos años de democracia, la sociedad española comienza a cambiar y a aceptar relaciones hasta entonces condenadas, como puede apreciarse en el hecho de que una canción como “Mujer contra mujer” del grupo Mecano llegase a ser éxito de ventas y se convirtiera en un abanderado de la defensa, o al menos aceptación, del lesbianismo:



Desde entonces la reivindación de los derechos de la mujer ha ido creciendo, y esto se ha reflejado también en la música. Canciones como “La mujer que mueve el mundo” de Presuntos Implicados, “Quítame este velo” de Amistades Peligrosas o el disco del cantautor Pedro Guerra, Hijas de Eva, un proyecto del año 2001, dedicado por entero a la mujer: como decía la critica, a“la dominación masculina, la pobreza multiplicada, el esfuerzo ignorado, la niñez robada, el cuerpo sometido, la maternidad desafiada, la lucha silenciada, la libertad escarnecida”: Cantaba en “Niña”:





Pero la gran revolución en el mundo musical ha venido de la mano de, Bebe y su disco Pafuera telarañas, una artista alternativa, convertida ya en ídolo de masas, que ha agitado la música española con su reivindicación de la mujer, Bebe, como nadie ha sabido transmitir una imagen de la mujer actual, sus problemas, sus deseos y sus luchas. En la canción “Ella” canta:



Y en “Con mis manos”, reivindica la libertad sexual femenina:



Esta desinhibición también aparece en un también excelente disco del grupo Pastora, en la canción “Mirona”:

http://www.youtube.com/watch?v=rcaD7yJ1Xzw

Temática que permanece “tabú”, dentro del ámbito de la música, en relación a la conducta sexual masculina.


Pero la canción que ha lanzado al estrellato a Bebe ha sido “Malo”, una canción de radical actualidad, muy oportuna, que arremete contra una de las mayores lacras de nuestra sociedad: la violencia doméstica masculina:




El problema ya había sido abordado anteriormente por Pasión Vega en la canción “María se bebe las calles” del disco Banderas de nadie, del año 2003:





Y el grupo zaragozano Amaral en “Salir corriendo” del álbum Estrella de mar, en el 2002:



Esplendidas canciones que denunciaban la violencia ejercida sobre la mujer, y que eran un eco de un clamor popular, el de hacer justicia y tomar medidas preventivas para proteger a la mujer que vive una situación de amenaza. Acerca de la condición de la mujer en el mundo, Cristina del Valle de Amistades Peligrosas cantaba una hermosa y triste canción, dedicada a las mujeres afganas, que debían vivir su existencia ocultas bajo la “burka”:



Y Lila Downs, una cantaora mexicana con una voz potente, en “La Niña”, trata sobre la explotación infantil en el trabajo:



Aprendamos a vivir y convivir, aprendamos a luchar por un mundo lleno de humanidad, de justicia y de libertad.

AHORA, OS TOCA TRABAJAR UN POQUITO:

Busca una canción actual en español en la que de algún modo veamos la situación de la mujer en el siglo XXI e introduce un comentario.

martes, 3 de marzo de 2009

lunes, 2 de marzo de 2009

8 de marzo. DÍA DE LA MUJER

Se acerca un dia importante, un dia feliz. Aunque la verdad todos deberían ser felices para millones de mujeres en el mundo. Intentaré crear un espacio de reflexión, de serenidad y de palabra.
La última vez que escuché esta canción lloré, lloré mucho. Pero el tiempo pasa y tiene memoria...

Como sé que no todos los que siguen este blog son adolescentes, sino que también hay mujeres y hombres que se acercan a él, por primera vez, les dedico esta entrada.






No puedo dejarte de ver
arañando el silencio con tus ojos
tratando de decir algo que las palabras
nunca hubieran dicho mejor.
Aquella mirada
era el resumen de la noche posado en tus ojos
con su lluvia, su viento y tu miedo al mar
y aquel sueño que te conté.

No puedo dejarte de ver
describiendo una estrella descubierta por mí
en tu erótica constelación
que no cabe en los mapas del cielo.
Tu mano dibujando en el aire
era capaz de ponerle colores
al espacio vacío que se llenaba
con la luz de la estrella brillante.

Cuida bien tus estrellas, mujer
cuida bien tus estrellas,
cuida bien tus estrellas, mujer
cuida bien tus estrellas.
Cuida bien tus estrellas, mujer.

No puedo dejar de decir
que hay idiomas perfectos por descubrir
y que son olvidados frecuentemente
en el tedio del tiempo
y hay que buscarlos,
porque los barcos y las piedras
tienen abecedarios mejores
para demostrar que son bellos sencillamente
sin palabras o esquemas.

No puedo dejar de decir
que esta triste canción a tu lado oscurece
que quizás este sea el último misterio
que mirarán tus ojos nacer de mis manos,
pues es tarde quizás para mí
y Caín me ha marcado sobre la frente
pero quiero alertarte de un gran peligro
y quisiera encenderte esta frase en la mente.

Cuida bien tus estrellas, mujer
Cuida bien tus estrellas
Cuida bien tus estrellas, mujer
y que nunca las pierdas.


Silvio Rodríguez